Diseñar un producto tiene un coste promedio de 3600 €, pero este precio puede oscilar entre los 950 € y los 6000 €. El precio del diseño no tiene en cuenta los costes de fabricación o desarrollo del producto, sino las instancias previas a ese momento, que pueden incluir un estudio previo sobre las características del producto, la realización de varios borradores, tiempos de entrega más o menos urgentes y el diseño efectivo del producto, que puede tener diferentes grados de complejidad. Analizaremos a continuación la incidencia de estas y otras variables en el coste final del diseño industrial.

Estudio previo

En muchos casos, ya existe un estudio previo realizado por el contratista sobre las características del producto y las funciones básicas que debe cumplir. Esta información facilita la tarea de diseño y permite no perder de vista los usos del producto. Si no hay antecedentes de un trabajo de este tipo, puede ser necesario realizar un estudio o análisis antes de proceder con el diseño industrial, lo cual puede aumentar los costes totales. 

Tiempo de entrega

Como la mayoría de los trabajadores y trabajadoras de forma autónoma, quienes se dedican al diseño industrial a menudo tienen que coordinar los trabajos de varios clientes o clientas al mismo tiempo. Por lo tanto, cuanto más tiempo tengan para entregar el diseño industrial, mayores serán las posibilidades de que puedan aceptar el trabajo y de que cobren una tarifa estándar. Si el trabajo se solicita con mucha urgencia, es probable que tanto las empresas de diseño como los y las profesionales independientes apliquen un recargo.

Borradores y revisiones

La creación de un diseño industrial comprende muchos pasos antes de llegar a la versión final, por lo que a menudo se incluyen en el presupuesto las diferentes etapas del proceso. Una de ellas es la entrega de varios borradores o maquetas, que tiene la función de orientar el diseño hacia los gustos delo de la contratista. Una vez se ha escogido el diseño, también pueden pactarse una cantidad de revisiones antes de llegar al resultado final. Este tipo de servicios puede tener incidencia en el coste, pero también implica una mayor comunicación entre las partes y, por lo tanto, asegura la conformidad del cliente o clienta con el producto obtenido.

Complejidad del producto

No todos los productos tienen la misma cantidad de piezas o componentes, ni se ensamblan estos de la misma forma. Asimismo, cada material tiene usos diferentes y requiere también de tratamientos distintos. El diseñador o diseñadora industrial tendrá en cuenta estos factores para realizar el diseño, por lo que su trabajo no será el mismo si se trata de un producto muy sencillo o de uno más complejo, en el que habrá que pensar en mayor cantidad de materiales y texturas, en la inserción de las partes, y todo ello sin perder de vista la demanda estética. Por lo tanto, la complejidad del producto es decisiva para calcular el coste final del diseño industrial contratado.

Derechos

Los derechos legales sobre el diseño, tanto si se trata de un trabajo individual como de una obra colaborativa, tienen que ser especificados al inicio del contrato y pueden implicar variaciones en el presupuesto. El diseñador o diseñadora industrial puede ceder por completo los derechos de su diseño, puede acordar un derecho de uso y réplica por un periodo de tiempo determinado o solo puede dar permiso para la utilización del diseño en una forma y en una cantidad de piezas específicas. Esto dependerá en muchos casos de la trayectoria y prestigio del o de la profesional en cuestión, pero establecerlo de forma clara y precisa desde un principio te evitará problemas futuros.