Antes de contactar con un profesional, es importante que tengas claro varios aspectos del proyecto: qué problema quieres resolver o qué necesidad pretendes cubrir, cuál es el propósito del producto, quién usará ese producto, qué expectativas tienes en cuanto a funcionalidad, diseño, materiales, tiempos y presupuesto disponible.

También conviene que pienses si ya tienes algo hecho (un boceto, una idea, requisitos técnicos o de marca) o si partimos de cero.

Cuanta más información puedas aportar desde el inicio, mejor será la propuesta, ya que nos ayuda a definir el alcance, a anticipar necesidades de prototipado o fabricación, y a estimar tiempos y costes con claridad.

Mi principal consejo: define bien tus objetivos, necesidades y expectativas antes de contratar. Asegúrate de que el profesional o estudio con el que trabajas comprenda no solo el resultado final que deseas, sino también los usuarios a los que va dirigido, los usos, el contexto, y tu visión comercial o de marca.

Además, pide claridad desde el principio sobre plazos, entregables, revisiones y propiedad intelectual. Un buen contrato debe especificar el alcance, entregables, revisiones, plazos y derechos.

He trabajado tanto en entornos académicos/técnicos (con proyectos de ingeniería, pruebas de concepto, diseño de producto estructural) como con clientes (particulares, emprendedores y empresas) que necesitan soluciones de diseño industrial y proyectos personalizados.