La Inspección Técnica de Edificios, o ITE, consiste en una revisión obligatoria regida por las normativas municipales que deben pasar cada 10 años los edificios de más de 50 años, aunque puede haber algunas variaciones según el ayuntamiento. Para realizar la inspección se necesitan los servicios de personas calificadas, generalmente profesionales del ámbito de la arquitectura o la construcción, para que evalúen las condiciones del edificio y certifiquen que se trata de una construcción habitable y segura.

Como la ITE no tiene un precio regulado por el estado español, es importante informarse sobre su precio habitual y qué variables pueden modificarlo. En promedio, tiene un coste de 150 € por local, pero esta cifra puede oscilar entre 40 € y 550 € por local dependiendo de las dimensiones, la antigüedad y otras particularidades del edificio, así como de la persona a cargo de la inspección. 

Antigüedad

Uno de los factores que puede provocar modificaciones en el coste total de la ITE es la antigüedad de la construcción, aunque la cantidad de años tiene casi la misma importancia que el estado de conservación en el que se encuentre. Esto se debe a que cuanto mayor sea la antigüedad del edificio, es probable que sean mayores los inconvenientes que aparezcan y, por lo tanto, la cantidad de cosas que es necesario revisar, aunque esto ocurre especialmente si no se ha hecho un mantenimiento periódico.

Dimensiones

Las dimensiones del edificio evidentemente también implicarán variaciones en el coste total. No obstante, las Inspecciones Técnicas de Edificios son muy habituales en los edificios compartidos entre varios propietarios o propietarias, ya sean locales, oficinas, viviendas o una combinación de estos, y lo que suele hacerse en estos casos es dividir el coste total de la ITE entre la cantidad de unidades del edificio. Como se suele partir de una tarifa base, los costes por inmueble probablemente sean más altos en los edificios con pocos locales o viviendas y se abaraten en los edificios muy grandes, en los que la ITE se divide entre más personas.

En el caso de edificaciones con un número reducido de viviendas suele ser establecido y cobrado un valor mínimo por servicio que oscila entre 350 € y 550 €, pudiéndose sumar en algunos casos un coste adicional por vivienda que suele rondar los 30 €. De esta forma, el valor a pagar por vivienda oscila entre 60 € y 150 €, aproximadamente. 

Para edificios de mayor envergadura, el precio por local puede oscilar entre 40 € y 70 €, aproximadamente, alcanzando en total valores que van de los 1000 € a los 4000 € por ITE.

Edificios singulares o unifamiliares

Si se va a hacer una ITE en edificios que pertenecen a una sola persona o a una institución, como una escuela, un hospital o las oficinas de una empresa, entonces el coste no será compartido entre diferentes propietarios y propietarias. Puede que el precio por metro cuadrado sea menor que la ITE de un edificio de viviendas, por ejemplo, pero esto variará enormemente según el tipo de construcción y las actividades que allí se desarrollen. Para estos edificios singulares, los valores suelen partir de los 900 €.

Para viviendas unifamiliares, el precio parte de los 150 € o 200 € según la ciudad y aumenta conforme las dimensiones de la vivienda en cuestión. 

Reformas

El resultado de la ITE no siempre es favorable, sino que a veces se tienen que hacer reformas indicadas por el técnico o técnica a cargo de la inspección. Lo usual es que se establezca un plazo para hacer las reformas o reparaciones necesarias, por lo que el inicio de las obras no podrá retrasarse demasiado bajo riesgo de multas o sanciones por parte del ayuntamiento.

Esto implica que puedes tener gastos adicionales a los de la ITE, aunque probablemente las condiciones de tu edificio te darán una idea de si será necesario hacer grandes obras. Si hay que realizar refacciones, en muchos casos es posible solicitar subvenciones o ayudas económicas específicas para pasar la ITE.   

Beneficios

A pesar de que la ITE puede parecer un gasto extra innecesario, lo cierto es que al tratarse de un examen en profundidad de todo el edificio en muchos casos previene reparaciones que hubiesen sido más caras si no se hubieran detectado a tiempo. Además, en esta inspección se analiza el aislamiento térmico de la construcción y se evalúa si hay pérdidas de algún tipo, por lo que mejora la eficiencia energética del edificio, lo que a su vez contribuye a reducir los gastos de luz o de gas.

No obstante, los beneficios no son meramente económicos. La principal función de la ITE es evaluar la seguridad del edificio, por lo que realizarla periódicamente tal como estipula la normativa es una forma de cuidar a las personas que lo habitan y garantizar su bienestar.