La fotografía gastronómica es un servicio muy demandado en la actualidad. Se utiliza para realizar menús de restaurantes o bares, dotar de contenido redes sociales y páginas web más o menos especializadas en el ámbito gastronómico y, también, para ilustrar recetas en libros de cocina, entre otros propósitos. A través de la iluminación, la aplicación de técnicas específicas y el retoque digital posterior, los y las profesionales de la fotografía gastronómica logran que el sentido de la vista atraiga al del olfato y al del gusto, y que quienes vean las fotografías quieran comprar y comer los platos o alimentos fotografiados.

La tarifa media de un servicio de fotografía gastronómica es de 30 €/u. Este valor, no obstante, puede oscilar entre los 20 € y los 60 €/u, dependiendo de algunas variables como el tiempo contratado, la cantidad de fotografías o de platos a fotografiar, el equipamiento necesario o la experiencia profesional.

Precio por hora

Muchos profesionales de la fotografía gastronómica optan por presupuestar su trabajo por hora. Por lo general, la cantidad de horas se computan según el tiempo empleado en fotografiar los productos, pero la tarifa tiene en cuenta la cantidad de horas de preparación previa y postproducción, es decir, la selección, el retoque y la edición digital de las fotografías. Aunque no resulta evidente para muchas personas, el fotógrafo o la fotógrafa invierte la mayor cantidad de tiempo en estas etapas.

Cantidad de fotografías

También hay profesionales que presupuestan su trabajo según la cantidad de fotografías a entregar, ya que un mayor número de imágenes implica más horas para tomar fotografías y más trabajo de posproducción. Lo usual en estos casos es que se establezcan tarifas fijas por paquetes con un número determinado de fotografías, que puede ser 20, 50, 100 o cualquier otra cantidad que se haya acordado.

Cantidad de platos

El número de platos o alimentos fotografiados también puede influir en el coste total, ya que la preparación previa de cada producto resulta fundamental para una buena calidad de imagen. Esto puede incluir un uso específico de iluminación, natural o artificial, la decoración del plato y del ambiente donde será fotografiado, y el empleo de técnicas para realzar la apariencia de los productos, como su volumen o frescura.

Fotografías impresas o digitales

Las imágenes seleccionadas pueden entregarse por medio de una memoria externa o de una transferencia en línea; pero también puede optarse por la impresión total o parcial de las fotografías, lo cual suele implicar un coste más elevado. Esto será necesario según el uso que se les vaya a dar a las imágenes. Si el objetivo es publicitar los alimentos en las redes sociales, por ejemplo, lo conveniente será la entrega en formato digital. Pero si el propósito es realizar folletos, cartelería o menús, lo ideal es acordar de antemano con el o la profesional qué cantidad de fotografías tendrán que imprimirse, en qué soporte y en qué dimensiones, ya que probablemente podrás conseguir mejores precios de impresión a través del fotógrafo o fotógrafa que si lo haces por tu cuenta.

Equipo fotográfico

Las herramientas que emplean los y las profesionales de la fotografía pueden variar según las necesidades y los encargos de la clientela y, por lo tanto, también se modifican los costes. La calidad de las cámaras fotográficas y sus respectivos accesorios, los elementos de iluminación o incluso la decoración pueden provocar variaciones en el precio, como también los programas de edición digital empleados en la postproducción.

Experiencia

Por último, es probable que los fotógrafos o fotógrafas que estén más capacitados dentro de esta especialidad, que posean mayor experiencia o tengan gran demanda en el sector, cobren tarifas más elevadas por sus servicios.